Dicen que nunca debes subestimar a alguien por su tamaño. Pues eso mismo deberíamos decir de los microplásticos. ¿Cuándo algo tan pequeño se convirtió en un problema tan grande? Hoy respondemos a esta pregunta y otras cuestiones medioambientales afines. ¿Te quedas con nosotros? Allá vamos.
Son esas partículas diminutas de plástico cuyo tamaño no sobrepasa los 5 milímetros de diámetro, no son solubles en agua y su degradabilidad es baja.
Por otro lado, sus características en cuanto a forma, tamaño y tipo de material y aditivos en su composición son muy variables. También en cuanto a su origen son heterogéneos ya que pueden venir desde productos como los cosméticos, los neumáticos, los textiles, la pintura o los envases y bolsas, entre otros.
Por desgracia, encontramos microplásticos en el medio marino, terrestre, en el aire que inhalamos e incluso en la comida que ingerimos…Como ves, están por todas partes.
¿Sabías que según las últimas estimaciones ingerimos y respiramos en torno a 100.000 partículas de microplásticos cada año? De ahí que los posibles efectos sobre la salud humana preocupen tanto. No obstante, los estudios e investigaciones más recientes tienen sus limitaciones (por ejemplo, no detectan ni analizan las partículas nanométricas) y por eso solo podemos hablar de riesgos potenciales y no reales.
Para conocerlos, nos valemos principalmente de un reciente estudio publicado en la revista Science:
Aunque aún falta mucha luz por arrojar respecto a los daños de los microplásticos sobre la salud humana, está claro que no podemos subestimar sus efectos. ¿Te habías dado cuenta ya?